miércoles, 5 de marzo de 2014

Medio año y subiendo

  
Siempre lo digo y siempre hago lo mismo, pero esto de mantener una periodicidad en el blog es muy complicado porque después de llevarme todo el día en el ordenador en la oficina lo que menos me apetece es ponerme de nuevo delante de una pantalla pero hoy es un día que lo merece, y voy a escribir un post cortito, en plan devaneos mentales.

   Hoy hace exactamente 6 meses y un día que llegué a China, y si bien no hace falta que cuente todo mi pasado sólo expondré algunas de las impresiones que he tenido en estos 6 meses donde la vida ha sido de todo menos fácil. En principio, el gran choque cultural viene con la comida, porque al principio me costó bastante comer sin pan, acostumbrado a comer todos los días con lo que aquí es considerado un manjar, aquí no es imposible conseguir una barra de pan pero es algo prescindible porque normalmente las comidas no suelen pedir pan, ya que el pan de China es el arroz, que sirve para todo. Yo en contra de muchos amigos que conozco aquí que tratan de evitar la comida china porque "al final acabas en el hospital", me he aventurado desde un primer momento a probar casi todo lo que se me ponía al alcance de los palillos, con mejor o peor resultado, pero de eso se trata esto, para eso esto es un país diferente.

   Otra cosa que en estos meses me ha chocado bastante y que intento pasarla por alto es la poca educación que tienen los chinos, tanto escupiendo, como colándose en las colas de espera, al entrar o salir del metro...Y así una larguísima lista, pero también hay que decir que es que son una pechá de gente y tienen que pelear por cualquier cosa porque sino viene el de al lado y se lo quita. Aparte, y como dice algún que otro shanghainés que conozco, son gente del campo, por lo que sus modales son escasos cuando no nulos. Pero no soy quien para cambiar tropecientos años de modales inexistentes en un país que encima no es el mío. Así que a aguantar y a salir como se pueda del metro.

   A veces pienso en lo que me encantaría coger la bicicleta y con lo enorme que es esta ciudad perderme un rato por ahí, cámara en ristre a disfrutar de un Sábado o Domingo, pero la polución estropea cualquier plan de ese tipo. Últimamente está un pelín mejor, pero no hay día que baje de los ciento y pico, cosa que para hacer deporte o cualquier otra actividad al aire libre es bastante malo e incluso un poco peligroso. Y yo, sintiéndolo mucho, no voy a pagar para meterme en un gimnasio, primero porque es muy caro y segundo porque el deporte se hace en al aire libre.

   Echar de menos, echo muchísimas cosas de España, mi familia, mis amigos, la comida, pero ahora mismo no volvería, porque estoy viviendo algo increíble y que no lo cambiaría por nada. No quiero dar ningún paso atrás, sólo hacia adelante. Tengo la meta clara, y lo ideal es ir cada día acercándose un poco más, sin parar en ningún momento de avanzar, sino es como si no hiciera nada aquí, solo esperar a que mi visa expire y volverme a España sin haber conseguido mi objetivo principal, la razón por la que vine aquí. De mi familia nunca me despegaré, por muy lejos que esté, de mis amigos jamás me olvidaré, porque a pesar del tiempo que pase, de la distancia, todos esos momentos vividos los llevo constantemente conmigo, y me hacen fuerte cada día, para dar cada paso con más seguridad que el anterior.

   Muchas veces he mencionado que Shanghai es una ciudad que no me gusta, porque no encuentro mi sitio aquí y porque todo lo tradicional lo hacen desaparecer en pos de lo que viene, y porque a demas, no es ningún secreto mi ansia de irme a Japón, algo que tarde o temprano conseguiré. Shanghai y yo tenemos una pelea constante, porque a sabiendas de que me llevo a rabiar con ella, cuando quiero salir a hacer fotos hace un día de dos pares de narices justo el día ANTES de que yo salga, quizás un viernes, para que al día siguiente haga un birria de tiempo, con una niebla y una contaminación que para qué contar.

   Aquí me he acostumbrado a comer sin pan, a beber milk tea cuando me aburro, a probar cosas extrañas, a gritarle a la gente en un perfecto andaluz "Iyo que te eche pallá cohone!", en medio del metro, sigo sin beber agua caliente (lo siento pero NO, el agua se bebe FRÍA), a dormirme antes de las 12, a levantarme un Sábado a las 7 de la mañana, a depender de una vpn para entrar en internet...a tantas cosas que como siga no acabo, pero que ya son parte de mi día a día y que normalmente ni siquiera reparo en ellas.

   En realidad hoy no iba a escribir nada y he empezado con una idea en la cabeza, para que salga algo que no tiene absolutamente nada que ver con lo que quería escribir. Este es mi cerebro, ahora y siempre, un caos total, pero jamás me paro a pensar y ordenar las ideas, y ESTO es lo que sale, totalmente caótico. Me despido hasta la próxima, a ver si es más pronto y por supuesto más interesante.


El sol de Shenzhen