martes, 26 de agosto de 2014

La Gran Muralla


   Se dice que si vienes a China y no visitas la Gran Muralla es como si jamás hubieras estado en China. Yo no podía ser menos, así que en las primeras semanas en Beijing, me cogí la mochila, la cámara y me puse en camino a uno de las construcciones mas importantes e impactantes de China: La Gran Muralla.


  En este caso, mi amiga Vivian y yo nos fuimos a la parte de Badaling, una de las más famosas junto con la de Mutianyu. Para ir a esta parte habréis de coger la Línea 4 del metro, apeándoos en Xizhimen y en una de las salidas (son escaleras al exterior), llegaréis a la estación de trenes que os lleva a la Gran Muralla por unos 5 yuanes, que es ná. El viaje es así como una hora, pero es una pasada ver como van apareciendo las montañas y a lo lejos la Muralla con toda su majestuosidad. En el tren no esperéis ir sentados. Yo os recomiendo ir directos al vagón del restaurante donde al menos podéis sentaros en el suelo, mientras veis como la gente se harta de comer fideos instantáneos.

Ruta Norte
   Cuando el tren llega a Badaling, la gente sale despedida, corriendo hacia el autobús gratuito, que está cuesta arriba, no vaya a ser que no cojan sitio. El autobús os deja en la explanada para acceder a la Muralla, que podéis ver bajo estas líneas. Aquí hay tiendas de recuerdos, restaurantes (siempre a tope) y lo más importante: SERVICIOS. Si váis a la Gran Muralla, hay tres consejos esenciales: 1. Llevad agua (a raudales). 2.Esperad a que haga un día claro. 3. Id al servicio tantas veces como necesitéis antes de empezar a andar, porque allí arriba no hay ¡NADA!

Explanada Pre-Muralla
  Lo normal es ir hacia la parte Norte de la Muralla, la más visitada, como véis aquí abajo, la más fácil, pero también la más agobiante por la cantidad de gente que sube y baja sin parar. Por ello, sin pensármelo dos veces, me fuí hacia la parte Sur, la que a los pocos segundos me demostraría por qué era la que nadie elegía. Era la llamada "parte difícil", escarpada como ella sola, a pesar de ser bastante más corta, con sólo 3 torres. Cuando se llega al final de este tramo puedes ver que sigue, pero no para el público y es el lugar idóneo para admirar el paisaje y cómo la muralla parece lo que la leyenda dice: "El Dragón que defiende China del enemigo"

Difícil no le hace justicia
    Ésta parte obviamente está restaurada, pero justo enfrente se ve una de las partes inaccesibles sin restaurar. Las partes que están por ejemplo en la provincia de Gansu, que es donde empieza la Muralla están bastante estropeadas y hay partes, en las que incluso la muralla ha desaparecido por completo, por la acción del hombre o por el paso del tiempo y las inclemencias del tiempo. La Muralla en total tiene unos 8600 kms, empezando en la provincia de Gansu y acabando en el mar en la provincia de Hebei, exactamente en el llamado Paso de Shanhai, sieno el final lo que se suele conocer como la "Cabeza del Dragón Antiguo"


   Sólo deciros que mi único consejo personal es que si estáis en China, jamás dudéis en hacer esta visita. Es totalmente obligada y una gozada. Naturaleza e historia en el llamado "El cementerio más grande del mundo". Es algo que merece la pena verlo, al menos una vez en la vida.

   ¡Nos leemos pronto!



domingo, 17 de agosto de 2014

Desubicado

   Esta entrada debí publicarla hace por lo menos una semana pero por problemas técnicos no he podido hasta ahora.

   Hoy no puedo dormir, quizás por el viaje, quizás por el calor, por los mosquitos...A saber. Así que al no poder dormir me he propuesto a escribir lo ocurrido en las últimas dos semanas, que las he pasado en España entre bodas, familia y amigos.

   Todo empezó con un mensaje de mi padre. "Búscate el vuelo que te vienes, tu madre ya lo sabe, así que no hay vuelta atrás." Así que de un día a otro me ví buscando ofertas de vuelos, comprando regalos de última hora y por supuesto haciendo el vídeo para la boda de mi primo David y Pilar a la que "supuestamente" no podía asistir y de ahí el vídeo. Llegué a Sevilla un Jueves por la mañana donde me esperaban mi padre y mis hermanas para darme una sorpresa, a lo que sumamos que fuimos a recoger a mi madre a su trabajo al mediodía para tener un día totalmente redondo.

Lo mejor de llegar a España

  El viernes pusimos rumbo a Valverde del Camino, mi tierra natal, para la boda, sin saber los novios, ni nadie de que yo iba a asistir al evento. Me planté en la puerta de casa de mis tíos y me puse a tocar el timbre como un condenado hasta que abrieron y se quedaron todos boquiabiertos. Abrazos y besos por todos sitios, mis primos que no se lo creían, el whatsapp y Facebook echando humo... y a preparar la boda que iba a ser de categoría, a la altura de los novios.

¡De boda!
   La semana siguiente no se planteaba tranquila desde el principio, puesto que antes de venir a España había quedado con el señor Flapy para hacer un pequeño tour por Huelva, pasando eso sí primero por Sevilla donde nos tomamos la foto de rigor, esta vez en honor a otro señor llamado Óskar, más conocido como Ikusuki. Ya en Huelva, nos movimos entre Almonte, El Rocío y Matalascañas, disfrutando del veranito del Sur que tanto nos hacía falta y merecíamos. Estuvimos en la playa de Cuesta de Maneli, con uno de mis mejores amigos "El Rojas", con su novia y mi sobrinilla postiza, Leire, que tiene más arte que un tablao flamenco con José Mercé en lo alto. Echamos unas buenas risas, buenas comidas y el jueves, con mucha pena despedimos a David que se volvía para los Madriles de nuevo.

David, yo y parte de Óskar pululando por Sevilla

   El fin de semana fue totalmente familiar, paellita rica y tarde con mis primos, y es ahí donde surgió la palabra "desubicado", de labios de mi prima Irene, una de las grandes sabias de mi familia. Ella me dijo que me veía un poco seriote, que parecía algo perdido y era totalmente cierto. Según ella, para mí habían pasado mil cosas, muchísimas experiencias en el año que llevaba fuera, mientras que para ellos la vida había seguido igual, y que era como si yo jamás me hubiera ido. Cuanta razón. Aquí he luchado cada día desde que llegué y me he acostumbrado a estar en guardia en cada momento, mientras que en España estaba la mar de relajado y me sentía un poco fuera de sitio. Mi viaje a España ha sido como un sueño, puesto que las dos semanas que he pasado con mi gente se me han ido en un abrir y cerrar de ojos, tanto que cuando ayer cogí el metro en Beijing me pareció que era lo normal. Imagino que lo es, puesto que ahora es mi realidad y lo otro es un sueño que ocurre de cuando en cuando.

Sumo fight
   En España he disfrutado de mis hermanas, de mis padres, mis primos, de las tres nuevas incorporaciones Chely, María y Antonio, además de todos mis amigos (Nayh, David, Luzan, Carmen, Lego, Sete, Meux...), pero aún así sentía que ya no era mi lugar. Quizás necesite estos retos para sentirme vivo, quizás sea masoca o quizás ya me he acostumbrado a tener que luchar y a vivir en megaciudades. Pero bueno, lo importante es haber dsfrutado, aunque ahora tenga una morriña muy grande que no me deje dormir y me hace escribir a las 3.37 de la mañana.

Niñas
    Bueno, para acabar decir que esto lo escribo desde mi habitación en la nueva escuela en la que empiezo a trabajar, que está allá donde Perry el ornitorrinco perdió su sombrero, traducido al chino en el distrito de Tongzhou en beijing, así que si tenéis curiosidad, buscad y veréis que tengo razón. 

   Nos leemos pronto y en otra entrada que no sea así de expréss y a las 4 de la mañana.

   PD: eso sí, me ha encantado el verano en España.