viernes, 14 de julio de 2017

Y por fin...Tokio

   Después de mi salida de China me costó bastante volver a ponerme en pie y pensar cómo volver a montarme en un avión, esta vez con el destino que llevo tantos años persiguiendo. Me he llevado casi un año para llegar a donde estoy aquí pero por fin he llegado: TOKIO.


   Sinceramente hasta que no puse un pie en Tokio como tal rehusaba a creérmelo, pero ahora ya me lo voy creyendo un poco más después de 2 semanas aquí. Principalmente he venido a estudiar pero con intenciones claras de afincarme aquí, que ya va siendo hora de echar raíces. De momento vivo en Ikebukuro, una zona de Tokio bastante famosa puesto que aquí se rodó una serie allá por los 2000 llamada Ikebukuro West Gate Park (IWGP para los colegas), además de estar a unos 10 min de Shinjuku y unos 20 de Shibuya.

   En mis primeros días aquí me paseé por el parque de Yoyogi y Kabuki-cho pasando por el Golden Gai (son bares que no permiten más de 5 personas dentro). De Yoyogi diré que es impresionante como un parque así esté en una mole como Tokio. En la entrada te ofrecen repelente porque dentro te acribillan los mosquitos. Bajo estas líneas podéis ver una de las entradas, para que os hagáis una idea del tamaño.




   Una de las curiosidades no tan curiosidades de Tokio es que hay máquinas expendedoras en todas las calles. No fui consciente hasta que empecé a correr por las noches y en las calles más pequeñas hay al menos una o dos. Todas son de refresco eso sí, y su precio varía entre los 100 yenes y los 140 yenes (entre 80 céntimos y 1,20 euros). Otra cosa digna de mención es la temperatura. Lo peor de Japón es la humedad, lo cual unido al calor que hace convierte al verano japonés en una sensación aplastante durante todo el día. Yo que soy poco de aire acondicionado agradezco que todas las tiendas tengan puesto el aire en 19-20 grados. Lo normal es ver a las mujeres y a veces a los hombres con paraguas para protegerse del sol abrasador y mantener su piel blanca, algo totalmente contrario en España, por ejemplo, donde lo que queremos es ponernos morenos.

Golden Gai y unas máquinas expendedoras
   El viernes pasado fui a Shibuya también a ver a mi amiga Kana que iba a cenar con sus amigos. A ella hacía por lo menos 5 años que no la veía y me llevaron a un izakaya (bar estilo japonés), al que pretendo volver. Shibuya no pude disfrutarla del todo porque venía de la escuela reventado, pero tengo mucho tiempo para descubrir sus rincones y secretos, además de que tengo visita en dos semanas y voy a acabar destrozado de andarme Tokio de arriba a abajo.


   El domingo nos fuimos a Asakusa para ir al templo Senso-ji, el cual habréis visto en mil fotos. El 7/7 es el festival de Tanabata, o llamado festival de las estrellas del que os he dejado el enlace para que sepáis de que va. El templo estaba a rebosar pero pudimos disfrutar de un acalorado día entre melonpanes y vistas de la Tokyo Sky Tree. Tuvimos la suerte de cruzarnos con una pareja que iba al templo a casarse. Por lo que he entendido, ellos van solos hasta el lugar de la ceremonia, donde los esperan los familiares y amigos.

El templo y el Sky Tree
Trajes tradicionales en una calle muy actual
   Esta entrada es sólo para reactivar el blog y hacer un pequeño resumen de estas 2 semanas aquí. El texto es bastante malo porque he intentado comprimir en pocas palabras 2 semanas de cambios, emociones y sobre todo calor. A partir de ahora pretendo ponerle más ganas al blog y actualizarlo a menudo con historias sobre el país de mis sueños. Os dejo una foto de dos chicas que posaron para nosotros en el templo y que no paraban de darnos las gracias por las fotos. Muy monas ellas.


   PD: eso de sentarse en el tatami no lo llevo del todo que acabo eslomao!